El licenciado en arquitectura y escultor Andrés Becker Gana (Santiago/ 1974), trabaja con distintos materiales, entre los cuales destacan el acero, el hierro, el cobre, la madera y el vidrio. Autodidacta en su formación artística, combina estos con innata sabiduría. Sus trabajos los realiza considerando la idea de conjunto, a la vez que empleando en ello un gusto por el detalle y la minuciosidad.
El lenguaje marino, es el tema que interpela su obra. Sus inquietudes apuntan a las posibilidades que ofrece el océano, su futuro y proyecciones como necesario complemento de lo terrestre y lo aéreo a la vez que, aluden a la importancia que tiene la franja costera para el desarrollo de nuestro país. Las naves evocan además la idea de viaje, aventura y travesía, perspectiva en la cual la conducción del individuo, viene a ser central, al ser artefactos creados por éste para su desplazamiento.
Es en ese contexto, que surgen las embarcaciones de Becker ¿esculturas o arquitecturas flotantes?, las cuales rescatan de la tradición chilota, figuras míticas como el Caleuche, el dragón o monstruo marino. Estas leyendas propias de la sabiduría popular, dan cuenta de la necesidad del ser por relacionarse con su medio y así, de alguna manera, domesticarlo. Otra perspectiva la plantea la codicia, que ha sido el motor que ha impulsado al hombre a través de los tiempos y que lo ha llevado a exponerse y desafiarlo.
Becker trabaja soldando y uniendo metales, crea así una estructura formada por una serie de finas varillas, que forman una red aérea y transparente, que constituyen las velas que vemos en varias de sus embarcaciones. El velamen, es un elemento que además de cumplir una función práctica, simboliza el viento. Soldadas una por una, como si se tratara de hilos de metal, impactan por sus dimensiones y transparencia al expandirse y desplazar su forma en el aire y el espacio, dándole ligereza al conjunto y creando diferentes efectos visuales, por la manera como incide la luz y la reflejan.
En algunas de sus obras el artista se acerca al hacer del orfebre, logrando en el detalle la delicadeza propia de una filigrana. En otras, introduce distintos materiales como monedas de cobre, o tejuelas de alerce, elementos que han sido escogidos no sólo con la intención de enriquecer la superficie, sino por su alto contenido simbólico, lo que hace que las obras impacten.
En algunas piezas combina el metal con la madera, que trabaja mediante un bajorrelieve suavemente modulado, gracias al moderno instrumental de que se dispone actualmente, lo que permite rapidez y limpieza en la ejecución. De acuerdo a ello, su obra la podemos ubicar en la tradición artesanal de la escultura, que se caracteriza por el contacto directo con los materiales, el trabajo riguroso y solitario en el taller, la comunión del artista consigo mismo, con las ideas que quiere expresar y los materiales seleccionados para ello.
Andrés Becker es un artista dionisiaco en la medida que se compromete apasionadamente con aquello que hace. Más que un interés en especular en torno a la forma, sus obras representan la vida, sueños, e inquietudes del hombre. De hecho, el artista expresa: «Las esculturas son sólo producto de la «imagen social» que cargamos dentro. Están desde siempre. Es sólo que no las queremos ver, ya que el futuro es incierto e inestable y el pasado es seguridad.»
En ellas se percibe el entusiasmo de quién no escatima esfuerzos en su ejecución, lo que se traduce en piezas muy elaboradas y finamente terminadas.
Las obras que forman parte de esta muestra son más bien de tamaño pequeño y mediano, sin embargo y a pesar de la riqueza en los detalles no son ajenas a ser creadas para grandes espacios y lograr así monumentalidad, esto se debe a que este concepto no depende de las dimensiones: las barcas de Becker representan más que una en particular, es una invitación a mirar con nuevos ojos la vida marina así como nuestras tradiciones, pero también nos hacen presente nuestra responsabilidad respecto de la relación del hombre con el mar.
Sylvia Ready K